Querido Sidney:
El viaje nocturno en tren ¡ha vuelto a ser maravilloso! No hemos tenido que pasar horas de pie en los pasillos, no hemos cambiado de vía para que pasara un tren militar, y lo mejor de todo: no había cortinas opacas. Todas las ventanas ante las que pasábamos estaban iluminadas, y pude fisgonear una vez más. Lo eché mucho de menos durante la guerra. Sentía como si todos nos hubiéramos vuelto espías y nos escabulléramos en túneles separados. No me considero una mirona auténtica (los de verdad buscan los dormitorios), pero las familias en las salas de estar o en las cocinas… eso me emociona. Me imagino sus vidas con sólo echar un vistazo a sus estanterías, a los escritorios, a las velas encendidas o a los cojines brillantes de los sofás
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. Mary Ann Shaffer y Annie Barrows
Acabo de descubrir este libro y ya me tiene enamorada, y solamente llevo 27 páginas! mas aún comparándolo con el tema de los compuestos organometálicos de los elementos de los grupos principales…
Cuando viajo en tren o autobús me encanta mirar dentro de las casas, no de manera cotilla, simplemente mirar como continúa el mundo mientras yo viajo. La pregunta es: ¿a quién no le gusta mirar?